Un año más, la Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como ese tiempo propicio para prepararnos a las fiestas pascuales, la semana grande del año: la Semana Santa.
Comenzando con el gesto de la ceniza que nos recuerda nuestra condición humilde a la hora de reconocer nuestros fallos y nuestro compromiso de querer mejorar un poco más en este tiempo, tenemos las armas de la oración, el ayuno y la limosna que nos hacen dóciles al cumplimiento del Evangelio y a la llamada de ayuda de nuestros hermanos, sobre todo los más necesitados.
La liturgia nos ayudará día tras día con la Palabra de Dios a poder entender mejor y vivir más propiciamente este momento de conversión, a la vez que la Eucaristía y las prácticas cuaresmales alientan nuestro espíritu para una sensibilidad más cercana a la doctrina cristiana.
Puede que no entendamos los ejercicios de la Cuaresma, y que la razón no le encuentre sentido alguno, pero con la confianza puesta en Dios, sabemos que es un bien para todos, empezando para uno mismo. Os invito a que confiemos todos en estas armas que se nos dan y que nos envalentonemos a practicarlas con confianza y humildad.
Esta humildad nos ayuda a reconocer nuestros fallos, por eso aprovechar para acercaros al sacramento de la Penitencia en estos días, ya que también es una ayuda inestimable.
También os invito a que, además de la misa del domingo, podamos participar también del rezo del Via Crucis que realizaremos todos los viernes de Cuaresma a las 7:30 de la tarde en la parroquia.
Os deseo una provechosa Cuaresma y ya sabéis que contáis con mi ayuda y oración. Ánimo y feliz y santa Cuaresma.
Ángel Mateos, párroco de Patiño.