El pasado 2 de noviembre, la iglesia conmemoró el día de los Fieles Difuntos. En nuestra parroquia se celebró con el rito de Oficio de Tinieblas, rito que se celebraba en Semana Santa, más concretamente los días de Miércoles Santo, Jueves Santo y Viernes Santo y que actualmente se encuentra en desuso, y consistía en el rezo de la Liturgia de las Horas: maitines, laudes y vísperas, de forma conjunta al caer la tarde (de ahí su nombre de tinieblas), para así dejar libre el templo para las celebraciones religiosas propias de esos días previos al Triduo Pascual.
Tal y como explicó nuestro párroco D. Ángel en su homilía, este rito viene caracterizado por la oscuridad del templo, únicamente iluminado por velas y la presencia de signos propios del «Oficio de Tinieblas» con el Tenebrario, candelabro triangular de 15 velas, que representan a los 11 apóstoles que quedaban (Judas ya se había suicidado), las tres Marías (la Virgen María, María la de Cleofás y María Magdalena) y la última vela que preside el tenebrario representa a Jesucristo.
Las velas se van apagando según se va avanzando en la celebración, simbolizando el abandono, el sufrimiento y la amargura de los representados, y por último se apaga la vela central, Jesús. Como añadido, antes de apagar esta última vela, se enciende el Cirio Pascual, símbolo de la futura resurrección de Cristo después de su muerte, y la futura resurrección de los fieles difuntos.
Otros signos presentes en la celebración son los cantos fúnebres llevados a cabo por la Hermandad de Ánimas de Patiño y el uso de la carraca en la Consagración.
Agradecer a todos su asistencia para rezar en comunidad por todos los fieles difuntos y poder realizarlo con este rito que ya se ha hecho costumbre en nuestra parroquia. Muchas gracias.
«Dales, Señor, el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua»
Fotografías: Ana Bernal